viernes, julio 27, 2007

Camisas de fuerza

Por: Félix Londoño G., Director de Investigación y Docencia - Universidad EAFIT
Portafolio. Año 13. Número 2754. Pp. 31. 27 de julio de 2007.

Aunque las camisas de fuerza están destinadas a los locos que es preciso inmovilizar, la realidad es que en nuestra vida diaria sufrimos de manera permanente el rigor de ciertas amarras que inevitablemente nos ponen en cintura. Claro, no necesariamente para paralizarnos, pero sin lugar a dudas haciendo que marchemos en fila india como Vicente, para donde va la gente. Son camisas de fuerza que se van elaborando a lo largo de la historia con el desarrollo de las civilizaciones. Abundan los ejemplos y situaciones, y cada quien las vive y siente según su propia condición.

El dinero, las religiones, el comercio y la tecnología, entre otros, han tomado la forma de camisas de fuerza de las que ni el mismísimo mago Houdini pudo en su momento escapar. Difícil es hoy día para una persona, y mucho más lo es para una empresa o para una comunidad, eludir los estilos de vida y de trabajo que van imponiendo nuevos desarrollos como los tecnológicos, en particular en nuestros días en torno a los procesos de la convergencia digital. Tecnologías como la telefonía móvil se hacen cada vez más indispensables. Ya habrán experimentado lo que significa pasar un día laboral sin servicios de email, ni se diga la desazón que implica pasar un día en la oficina sin servicios de computo.

Algunos dirán que no todo se acoge de manera universal. Hay comunidades que se resisten al abrazo arrollador de los nuevos desarrollos, aún dentro de los mismos países donde se origina el ojo de su huracán. Sobrevive, por ejemplo, en Pensilvania, Estados Unidos, la pequeña comunidad Amish que, basada en una economía totalmente agraria, se niega a las influencias de la sociedad industrializada de hoy día. Congelados en su pequeño territorio y en las costumbres del siglo XVIII aún viajan en coches halados por caballos en lugar de utilizar vehículos. Sin embargo, como dice la canción, “nada es eterno en el mundo”. Hoy es, verbigracia, impensable concebir la existencia de un ser humano que no se cubra por lo menos sus partes pudendas amarrando alrededor de su cintura un taparrabos a manera de camisilla de fuerza.

Sin lugar a dudas la humanidad tiene ahora bien puesta su más vigorosa camisa de fuerza, la globalización. En ella se intenta tejer juntas todas las telas bajo el denominador común de un único mercado: economías, religiones, tecnologías, idiomas, costumbres y demás entelequias civilizadoras. Acomodando el dicho: querámoslo o no ya estamos metidos en camisa de once varas. ¿Qué deben hacer las empresas? No dejarse ahogar entre sus amarras y buscar la manera de hacer parte de quienes imponen las condiciones de las ataduras en los mercados globalizados. De lo contrario, como también señala de manera coloquial otro dicho sobre esta misma prenda, estamos expuestos a que no nos llegue la camisa al cuerpo.

jueves, julio 19, 2007

Abstracciones

Por: Félix Londoño G., Director de Investigación y Docencia - Universidad EAFIT
Portafolio. Año 13. Número 2748. Pp. 31. 19 de julio de 2007.

El término abstracción proviene del latín abstrahere, “separar”, y es entendido como una operación mental mediante la cual se ‘separan’ las cualidades de un objeto para examinarlas aisladamente o para considerar el objeto en su esencia pura, como noción. Se dice, en sentido filosófico, que el objeto de la abstracción es un universal. Noción de hecho cercana al concepto de objeto inmutable, solo cognoscible mediante la razón, que en su momento postulara Platón en su teoría de las ideas. Verbigracia la abstracción de círculo o de triángulo. No en vano el arte abstracto busca la representación de cosas por fuera de la realidad.

Más allá de su consideración metafísica como un universal, una abstracción, como herramienta, encuentra cada vez mayor asidero, aplicación y uso en nuestra vida diaria. Buena parte de los desarrollos computacionales que hoy conocemos se deben a la utilización de este concepto como instrumento tecnológico. Se le reconoce a Edsger Dijkstra, científico de la computación, el haber sido uno de los pioneros en su utilización. De una manera pragmática señaló que “una abstracción es una cosa que representa varias cosas reales igualmente bien”. Hizo además evidentes las habilidades requeridas en este caso: ser capaces de usar una determinada abstracción y, sobre todo, ser capaces de desarrollar abstracciones realmente útiles.

¿Cómo funcionan las abstracciones en el contexto empresarial? ¿Qué viene a ser, por ejemplo, una abstracción administrativa? ¿Cómo se usan y se crean las abstracciones en este ámbito? Aunque en este campo el tema no parece haberse formalizado precisamente con estos términos, sin embargo aventuro su existencia. Los críticos hablan de modas administrativas, de prescripciones y de gurús. En ocasiones encontramos referencias a metáforas y usando palabras mayores y mutaciones semánticas usualmente se habla de paradigmas. En ocasiones se perfilan envueltas en el cascarón de las marcas. Ya usamos y sorteamos, entre otras, abstracciones como las de ‘calidad total’, ‘reingeniería’, ‘organizaciones que aprenden’, ‘empoderamiento’ y ‘justo a tiempo’. Por estos días nos apropiamos de abstracciones tan exóticas como ‘la estrategia del océano azul’ y ‘el fenómeno de los cisnes negros’.

Pareciera que en ocasiones, más que ocuparnos de separar cualidades de objetos en busca de las nociones esenciales, nos enfrascáramos en abstraer maneras particulares de hacer las cosas. Por lo menos así parece reflejarlo buena parte de los referentes existentes. Y es precisamente sobre este punto donde los críticos usualmente descargan su arsenal de dardos. Quizás, volviendo sobre el planteamiento de Dijkstra, antes que ser capaces de usar una determinada abstracción importa sobre todo desarrollar abstracciones realmente útiles y duraderas que sobrevivan al orden transitorio de las modas. Igual que en la metáfora de ‘El cisne negro’, que trata sobre fenómenos altamente improbables que cuando suceden genera un tremendo impacto, la creación de verdaderas abstracciones es infrecuente pero una vez logradas, adquieren impacto, sentido y pervivencia universal.

miércoles, julio 11, 2007

Lo esencial

Por: Félix Londoño G., Director de Investigación y Docencia - Universidad EAFIT
Portafolio. Año 13. Número 2741. Pp. 30. 11 de julio de 2007.

Hace ya algún tiempo, en medio de una batalla por el mercado entre vendedores de hamburguesas, una muy conocida cadena de comidas rápidas sacó un comercial de televisión en donde alguien, al levantar la tapa superior de su hamburguesa, se sorprendía con una minúscula ración de carne mientras preguntaba: ¿where is the beef? Más allá del motivo comercial, había en esta cuña televisiva un mensaje subliminal que movía a preguntarse por lo esencial, en este caso la carne en el plato de comida rápida.

La pregunta es extensible a cualquier dominio en los diversos ámbitos en que nos desenvolvemos: personal, empresarial y social. Es natural que la rutina del día a día, propia de nuestro acelerado y complejo discurrir, nos impida hacer altos en el camino para preguntar por la naturaleza básica de las cosas y, más importante aún, por lo esencial de lo que hacemos. Recordemos que lo esencial aplica a lo que constituye el fundamento de la realidad. Aquello por lo cual algo es lo que es, lo más importante, característico y determinante de una cosa.

Desde siglos atrás lo esencial ha sido una gran preocupación humana. Lo fue, por ejemplo, de los alquimistas cuando en la Edad Media comenzaron a buscar la sustancia que transmutaría los metales más comunes en oro y plata, y los medios para prolongar indefinidamente la vida humana. John Milton en su Paraíso perdido cantó: "¡Sea la luz!" Dios dijo: y al instante/ la etérea luz, el ser creado primero,/ la quinta esencia pura, fue brotando/ de los abismos.../". Esta mítica referencia a la quinta esencia, que de manera redundante se declara pura, apuntaba al más sutil elemento, al éter, del que provenían los demás componentes de las cosas: tierra, agua, fuego y aire.

Pero volvamos a lo esencial de lo que hacemos. En el contexto empresarial el asunto es usualmente abordado en torno a expresiones diversas. La pregunta permanente por la razón del negocio. Las actuaciones que realmente agregan valor a lo que realizamos. La consideración de aquellas acciones que contribuyen de manera fiel al fortalecimiento de la marca, al establecimiento de una verdadera marca registrada. En términos de Pareto, la pregunta por aquel 20 por ciento de sustancia que determina por lo menos el 80 por ciento del éxito. En el fondo el poema de Milton refiere a la luz, a la etérea luz brotando de los abismos. En últimas lo fundamental de lo que hacemos está determinado por la capacidad que tengamos de discernir, con diáfana claridad, las cosas que marcan una real diferencia en medio del abotargamiento del trajín diario. Hechas estas distinciones lo cardinal también está determinado por la palabra. La palabra con la cual se traza y afina entonces el rumbo de lo que constituye el alma de lo que forjamos, lo meridianamente esencial.

miércoles, julio 04, 2007

Aprendizaje e innovación

Por: Félix Londoño G., Director de Investigación y Docencia - Universidad EAFIT
Portafolio. Año 13. Número 2735. Pp. 30. 4 de julio de 2007.

Decía Aldoux Huxley que “La experiencia no es lo que te sucede, sino lo que haces con lo que te sucede”. Igual ocurre con el aprendizaje. Lo que aprendemos tiene sentido en tanto hagamos algo con ese nuevo aprendizaje; más ahora que se insiste en una educación durante toda la vida y para toda la vida. ¿Qué es lo que finalmente hacemos con lo que aprendemos? ¿Qué impacto y que transformaciones estamos generando con nuestros nuevos aprendizajes? Tendríamos además que considerarlo en los múltiples planos y perspectivas de nuestra existencia: en lo personal, en al ámbito familiar, en el contexto laboral y en el entorno social en que discurrimos.
En la perspectiva personal el nuevo título profesional usualmente deriva de forma natural en un empleo que garantiza una estabilidad económica. Para las familias la culminación del grado de uno de sus miembros es motivo de orgullo y de un celebrado augurio de futuro promisorio. En las organizaciones los procesos de formación se traducen habitualmente en ascensos de categoría con los consiguientes aumentos salariales. En el contexto social, a menos que el sujeto en cuestión se declare figura pública, los efectos serán generalmente derivados indirectos a través de las acciones que él mismo desarrolle en sus entornos familiar y laboral.
Así que el impacto del aprendizaje debería ser considerado con un sentido conceptual más amplio y mucho más allá de la inmediatez cortoplacista y monetizada que hoy parece tener. La consecuencia mediata del aprendizaje, pero visionariamente mucho más amplia, debe ser, sin lugar a dudas, la innovación. La razón fundamental por la que aprendemos es para poder innovar en lo personal, familiar, organizacional y social. Es a través del aprendizaje como realmente nos podemos renovar y de paso contribuir a transformar nuestros entornos. Articulados, de manera intencional y consciente, el aprendizaje y la innovación derivan en la acción, una acción que debidamente evaluada se traduce en una retroalimentación hacia nuevos aprendizajes.
Esta idea puede recogerse en algo similar a la conocida estrategia de mejora continua de la calidad conocida como ciclo Pdca (Plan, Do, Check, Act -Planificar, hacer, verificar, actuar) o círculo Deming en honor al estadístico estadounidense W. Edwards Deming. En este caso, tomando como punto de partida el aprendizaje, propongo engranarlo con la innovación para configurar el siguiente ciclo ‘aprendizaje, innovación, evaluación, acción’. Bajo este esquema se plantea ir del conocimiento, que resulta del aprendizaje, directamente a la acción teniendo siempre presentes las oportunidades que del mismo se derivan en términos de innovación. Ya lo señalaba, el aprendizaje debe ser ante todo un motor para la permanente renovación y actualización personal, organizacional y social. No lo olvidemos, parafraseando a Aldoux Huxley, en el aprendizaje lo que realmente importa es lo novedoso que hagamos con lo que aprendemos.

Ecosistema institucional

Por: Félix Londoño G., Director de Investigación y Docencia - Universidad EAFIT
Portafolio. Año 13. Número 2729. Pp. 30. 27 de junio de 2007.


Del 31 de octubre al 3 de noviembre de 2006 se realizó en el Instituto Tecnológico de Massachussets (MIT) el primer Diálogo para el Liderazgo Institucional. La renovación de las universidades de investigación: construyendo capacidades para la innovación tecnológica. Allí, un selecto grupo de participantes, entre los que se encontraban 22 rectores de las más importantes universidades colombianas, debatió sobre la manera como algunas universidades están evolucionando hacia centros de innovación e investigación tecnológica.

El informe, editado por Martha Isabel Bonilla, presenta de manera reiterada el concepto de ecosistema institucional que subyace en este proceso de transformación de algunas universidades. Se señala que en un ecosistema institucional para la innovación, como resulta ser el caso del MIT, se enseña, produce y sueña con la tecnología. Se lo define esencialmente como una red multidimensional de talento humano, infraestructura institucional, incentivos, y muy fuertes relaciones con los sectores público y privado. Igual que ocurre en el Séptimo Programa Marco de la Unión Europea (7PM), el aliento vital del ecosistema lo constituye el capital humano. Un ecosistema de innovación es ante todo un medio ambiente que provee unas condiciones que atraen y conservan a los mejores talentos del globo. No resulta gratuito el hecho de que 63 miembros de la comunidad MIT han sido galardonados con el premio Nóbel, señala el reporte.

El informe elabora sobre los diversos aspectos que resultan esenciales para la construcción de un ecosistema institucional promotor de la innovación. La manera como la estructura de gobernabilidad juega un papel crucial; el reto de transformar una universidad es también cultural, a través de la participación de todos sus líderes. La universidad moderna debe apropiarse del espíritu empresarial, indica el informe. Uno de los grandes retos para los profesores es el de estimular la innovación desde su aula de clases. Se señala además que las estrategias de transferencia de tecnología resultan ser cruciales. Se insiste sobre las condiciones propicias para que aflore la creatividad: Un ambiente amable con espacios e infraestructura que promuevan la interacción social e interdisciplinaria. Las plazoletas, corredores, jardines y bibliotecas hacen parte fundamental de un ecosistema institucional.

No basta con crear las condiciones para el ecosistema en la universidad. Como en muchos otros foros, también en este encuentro se señaló la importancia de las relaciones con los sectores público y privado. Se enfatizó la necesidad de que el sector público cree una agenda de investigación e incorpore a las universidades en la misma. En cuanto al sector privado, la clave radica en articular las necesidades del sector productivo con las capacidades de investigación de la universidad. Gran liderazgo y una generosa financiación de la investigación completan los procesos vitales del ecosistema institucional para la innovación en un ámbito universitario renovado.