Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación
Por: Félix Londoño G., Director de Investigación y Docencia, Universidad EAFIT
Portafolio. Año 13. Número 2775. Pp. 30. 22 de agosto de 2007.
Portafolio. Año 13. Número 2775. Pp. 30. 22 de agosto de 2007.
El pasado 20 de julio fue radicado, por la senadora Marta Lucia Ramírez y el representante a la Cámara Jaime Restrepo Cuartas, el proyecto de ley de Ciencia, Tecnología e Innovación. Este proyecto modificaría la Ley 29 de 1990 y propone establecer el marco jurídico para el desarrollo de la Sociedad del Conocimiento en Colombia, creando para ello el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación; el Fondo Nacional de Financiamiento a la Ciencia, la Tecnología y la Innovación, FONACyTI; y el Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación.
La ley 29 de 1990 estableció disposiciones para el fomento de la investigación científica y el desarrollo tecnológico. Esta nueva propuesta de ley propende por la inserción de Colombia en la sociedad del conocimiento usando para ello el trampolín del desarrollo científico. Hay en ello una declaración de destino nacional que hace recordar las palabras que recientemente pronunciara el embajador de Corea en un acto público refiriéndose a los avances logrados por su país en los últimos 40 años: “… comprendimos que nos había dejado el tren de la revolución industrial y decidimos montarnos directamente en el tren de la revolución digital…”
Aún con todas sus limitaciones se le reconoce a Colciencias la labor desarrollada en el fomento de la investigación científica en Colombia, particularmente desde que se promulgara la Ley 29 de 1990. En el nuevo proyecto de ley se promueve Colciencias a la categoría de Ministerio. De hacerse realidad debería significar algo más que dotar con dientes a la estructura existente. Se trata de elevar al primer plano del nivel institucional, a un asunto de estado, a la ciencia, reconociendo el papel que ella juega en la construcción de sociedad. Tal vez entraría así la ciencia a ser también tema de los consejos comunitarios. Si hay alguna gran infraestructura que debiera inaugurarse con bombos y platillos debería ser la autopista de la ciencia, la que de verdad nos ha de llevar de manera segura a la sociedad del conocimiento.
Cuando se habla de estos temas siempre sale a colación el asunto de la plata. Éste también fue el talón de Aquiles en la Ley 29. Es por ello que este proyecto incluye la creación del Fondo Nacional de Financiamiento a la Ciencia, la Tecnología y la Innovación, FONACyTI. Pero hay serías dudas sobre la real disponibilidad de los recursos en los términos planteados por el proyecto. Con o sin Ministerio, el país, incluyendo al sector privado, tiene que decidirse de una vez por todas a invertir de manera sostenida un porcentaje razonable del PIB en ciencia.
En el fondo el reto estriba en lograr la articulación de un verdadero Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación. De manera similar a como el paso de la era agrícola a la revolución industrial significó transformar las unidades sociales de gestión y productivas, se requiere ajustar y crear las formas organizacionales apropiadas para ser competitivos en la sociedad del conocimiento.
La ley 29 de 1990 estableció disposiciones para el fomento de la investigación científica y el desarrollo tecnológico. Esta nueva propuesta de ley propende por la inserción de Colombia en la sociedad del conocimiento usando para ello el trampolín del desarrollo científico. Hay en ello una declaración de destino nacional que hace recordar las palabras que recientemente pronunciara el embajador de Corea en un acto público refiriéndose a los avances logrados por su país en los últimos 40 años: “… comprendimos que nos había dejado el tren de la revolución industrial y decidimos montarnos directamente en el tren de la revolución digital…”
Aún con todas sus limitaciones se le reconoce a Colciencias la labor desarrollada en el fomento de la investigación científica en Colombia, particularmente desde que se promulgara la Ley 29 de 1990. En el nuevo proyecto de ley se promueve Colciencias a la categoría de Ministerio. De hacerse realidad debería significar algo más que dotar con dientes a la estructura existente. Se trata de elevar al primer plano del nivel institucional, a un asunto de estado, a la ciencia, reconociendo el papel que ella juega en la construcción de sociedad. Tal vez entraría así la ciencia a ser también tema de los consejos comunitarios. Si hay alguna gran infraestructura que debiera inaugurarse con bombos y platillos debería ser la autopista de la ciencia, la que de verdad nos ha de llevar de manera segura a la sociedad del conocimiento.
Cuando se habla de estos temas siempre sale a colación el asunto de la plata. Éste también fue el talón de Aquiles en la Ley 29. Es por ello que este proyecto incluye la creación del Fondo Nacional de Financiamiento a la Ciencia, la Tecnología y la Innovación, FONACyTI. Pero hay serías dudas sobre la real disponibilidad de los recursos en los términos planteados por el proyecto. Con o sin Ministerio, el país, incluyendo al sector privado, tiene que decidirse de una vez por todas a invertir de manera sostenida un porcentaje razonable del PIB en ciencia.
En el fondo el reto estriba en lograr la articulación de un verdadero Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación. De manera similar a como el paso de la era agrícola a la revolución industrial significó transformar las unidades sociales de gestión y productivas, se requiere ajustar y crear las formas organizacionales apropiadas para ser competitivos en la sociedad del conocimiento.