Para mejorar la educación en Colombia
Por: Félix Londoño G., Director de Investigación y Docencia - Universidad EAFIT
Portafolio. Año 13 Número 2675. Pp. 31. 24 de abril de 2007.
Portafolio. Año 13 Número 2675. Pp. 31. 24 de abril de 2007.
¿Usted qué propone para mejorar la educación en Colombia? Es una de las preguntas que ahora nos rondan. Las respuestas tendrán múltiples variantes, pero es de prever que la mayoría se fundarán, seguramente, en los ya conocidos ejes fundamentales de la educación: alumnos, maestros, currículo, métodos, medios, herramientas, infraestructura y políticas.
Voy a salirme un poco de estos temas, indudablemente esenciales, proponiendo que el trabajo se inicie con los padres o personas que de manera cercana pasan el tiempo con los niños en la temprana infancia. Cuántas biografías no se han escrito de grandes personalidades que relatan la marcada influencia que tuvo entonces en su formación algún abuelo o ser querido. Cuántos padres, mientras viven esos grandes momentos de la gestación y el alumbramiento, no ensueñan entre caricias un futuro de genialidad para sus hijos, o, por lo menos, un mejor porvenir que el que ellos han logrado fraguarse.
El consenso entre grandes pedagogos es unánime: una adecuada estimulación temprana puede ser determinante para el desarrollo de capacidades de aprendizaje a lo largo de la vida; y es quizás en ese período de crecimiento, cuando la incipiente red neuronal apenas se está formando, y cuando el cerebro en su plasticidad de esponja puede absorberlo todo, el momento en el que se despierta en el individuo una motivación duradera por el aprendizaje. Muchos padres lo intentan, en ocasiones debidamente orientados, pero no parece que haya un programa coherente y de largo aliento.
¿Qué hacer exactamente? Como punto de partida aventuraría a decir que así como a las madres se les insiste en la conveniencia de amamantar a sus hijos, es oportuno recordarles también, a ellas y a todos los seres queridos que los rodean, la importancia de amamantarlos igualmente de las fuentes del conocimiento, que en esos años mana naturalmente como estímulo desde el juego y el amor. La realidad es que cualquier evento en el mundo de un niño, por más nimio que sea, puede aprovecharse como una situación de aprendizaje, y lo será en tanto en ello el niño devele la infinitud de preguntas que ese evento encierra. ¿Qué hay en la cabeza del niño que se asombra cuándo una piedra cae en el centro de un arroyo? La polaca Wislawa Szymborska, Premio Nobel de Literatura de 1996, señala en uno de sus poemas que una manera de portarse mal con el cosmos es no haciendo preguntas.
La propuesta sería entonces la de orientar un programa mediante el cual los padres le entreguen a la escuela unos niños motivados y dispuestos a portarse bien con el cosmos, a hacerse preguntas y a sorprenderse por el resto de su existencia; asegurando que luego en los colegios ese arrobo no sea truncado por la inflexibilidad de sus muros.