lunes, julio 07, 2008

Vitalidad empresarial

Por: Félix Londoño G.Director de Investigación y Docencia, Universidad EAFIT
Portafolio. Año 14. Número 3026. Pp. 31. 25 de junio de 2008.

Fueron los escolásticos, en cabeza de Santo Tomás, quienes formalizaron la discusión iniciada por los griegos sobre las potencias o facultades vitales del hombre. Ellos las sintetizaron en cinco géneros. La locomotriz, como aquella función que nos permite desplazarnos de un lugar a otro; La vegetativa, asociada con la nutrición y el crecimiento; La sensitiva, en razón a nuestra capacidad sensible frente al mundo exterior; La apetitiva, mediante la cual resultamos ser apetitosos a los demás; y la intelectiva, mediante la cual resultamos ser seres con entendimiento. Extendiendo esta idea al ámbito empresarial cabe preguntar, ¿cómo confluyen, en suma, estas potencias o facultades en el contexto de la vitalidad empresarial?

Ya sea que la empresa, con sus acciones a distancia, logre colocar sus productos en otros mercados, o que ella, en sí misma, se desplace a otros lugares geográficos, la facultad locomotriz siempre ha estado presente como elemento esencial de la acción empresarial. Con los retos de la globalización esta facultad de movimiento toma cada vez mayor importancia como una manifestación de la vitalidad empresarial.

Vegetar, como verbo, tiene la connotación reprobatoria de aquello que hace lo mínimo para sobrevivir, sin motivaciones más allá de lo esencial. En la vitalidad empresarial el verdadero vegetar reclama nutrirse y crecer más allá de lo esencialmente cómodo. La función vegetativa, como elemento esencial de la vitalidad empresarial, se mide por la capacidad que tiene la empresa de crecer, innovar y de transformarse a sí misma.

La facultad sensitiva resulta esencial para el desarrollo equilibrado de la vitalidad empresarial. La empresa debe desarrollarse en armonía con su entorno y para ello debe monitorear las señales que este le envía. Así como la empresa debe censar el comportamiento de los mercados y de la competencia, también debe anticipar el impacto sobre sus entornos social y ambiental, actuando de manera responsable frente a ellos.

Lo apetitivo, como una facultad de la vitalidad empresarial, es una medida del éxito empresarial, muy cercano a los factores del mercadeo. La marca, el reconocimiento, la calidad, la innovación, los canales de distribución, entre otros, definen de buena manera lo apetitosos que resultan ser finalmente nuestros productos o servicios. Una empresa apetitiva es una empresa distinguida, apreciada y respetada.

La facultad intelectiva, la cognoscitiva, engloba de manera determinante a las otras cuatro facultades de la vitalidad empresarial. Es mediante el conocimiento de nuestras capacidades, y estadios, locomotriz, vegetativo, sensitivo y apetitivo, como podemos orientar de manera permanente la búsqueda y avance hacia nuevos y más ambiciosos estadios. La facultad cognoscitiva, esencial en la sociedad del conocimiento, funda su potencia, entre otras, en acciones de estrategia, táctica, prospectiva, planeación, vigilancia tecnológica e inteligencia competitiva. La facultad intelectiva es, en últimas, el corazón mismo de la vitalidad empresarial.